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jueves, 20 de octubre de 2011

COMIENZA LA SECCIÓN DE RELATOS CONCRETOS




El Desierto Mexicano
Es un lugar mágico y desolado. Cuando entré en el me sorprendio y me atrajo hacia su interior. Con sus caminos de tierra y arena, los remolinos de viento que levantan el polvo costantemente, los captus con respectivos pinchos y la governadora que se extiende por casi toda la superficie haciendo honor a su nombre. Descubrí que el sol, eterno y violento te pone al nivel del suelo, cuando pasan las horas y el calor sube, haciendo que te arrodilles incluso que te tumbes con tal de recibir un poco de sombra. Cada piedra y cada árbol permanecen inalterables y acomulan una energía especial. Seco y polvoriento se hace duro vivir en él. Sin agua todavía mucho peor. Pero como en cada lugar hay un aliado, alguien que te ayuda a conocerlo y a desenvolverte en él, algo que te mantiene vivo, te hidrata, te nutre y te abre la conciencia a toda la magia que encierran estas aridas tierras. Se trata del hikuri, que como planta sagrada e integradora del desierto conoce sus secretos y contiene su sabiduría. Es la única planta que me ha hecho sentir vivos a los arboles, mostrándome sus movimientos, su afecto y su amor. Poco me falto para llorar al sentir que aquella palmera, solitaria en el desierto, podía moverse… podía sentir su movimiento aun estando estático y veía en él una lucha eterna por manternerse en aquella posición que revelaba mil formas y guerras distintas.
El sol no parecía caer nunca, pero lo hizó finalmente ayudado por la salida de la luna llena que lo relevó. La noche era muy clara y se podía pasear perfectamente en la oscuridad. Al igual que la vez anterior, bajo la percepción de los efectos de la planta, seguía viendo como si fuera la composición de la materia, una especie de tejido vivo que daba forma y cuerpo al espacio, al aire. Como si fueran campos de energía o luz polarizada que se distribuyen por todo el espacio con diferentes densidades. Quizas por mis estudios en química lo relaciono con algo cuántico, en cuanto que todo se ve como partículas, haces de fotones y campos de energía. Se forman como uniones de energía, o cavidades espacio temporales que no podemos apreciar normalmente, pero que mediante el “hikuri” o peyote no solo puedes apreciarlas, sino que es posible explorarlas. Te abre un mundo de percepción, mas profundo, no solo del mundo macroscópico, también del microscópico o energético. Y desde esa perspectiva es desde donde se observa que todoesta vivo, que todo tiene una energía, y esta se intercambia con el entorno, formando canales de energía. Uno puede crear un canal de energía con otro ser, planta o animal y este canal puede convertirse en una cavidad o dimensión donde el entendimiento y la comunicación son diferentes, espontaneos y se rigen por una fuerza sobrenatural llamada amor. A decir verdad, a mi entender “hikuri” te abre los canales a otras dimensiones, donde se pueden conocer otras realidades.
Una experiencia sin duda enriquecedora!











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